martes, 26 de octubre de 2021

UD2. LA REPRESENTACIÓN DE LA FIGURA HUMANA I: EL CANON

 Una de las tradiciones artísticas con más arraigo es la de la representación de la figura humana. Desde las primeras manifestaciones en las cuevas de la época paleolítica hasta el modelado de personajes 3D para cine o videojuegos, en todas las épocas se ha representado la figura humana, unas veces más realista, fijandose más en la anatomía y otras de manera más simbólica e incluso abstracta.

Pinturas de la cueva de Valtorta

Venus de Willendorf

Lo que está claro es que en cada época ha imperado un ideal de la belleza que ha influido en esta representación, en las proporciones con que se ha representado la figura, a estas proporciones que pretenden representar la figura humana como algo bello se le ha llamado Canon. Así cada época ha tenido su canon o modo de ver e interpretar las proporciones humanas.

Durante la época histórica arcaica, la representación de la figura se hacía de modo hierático, es decir, de forma muy rígida en su actitud, como en el arte egipcio, en el que las proporciones de la figura se dibujaban a partir de un módulo cuyo tamaño era el de un puño de la figura y se encajaba siempre igual en una retícula de cuadrados (tantos cuadrados de alto por tantos de ancho) , con el torso de frente y cabeza y piernas de perfil. El tamaño de las figuras no estaba en relación con la profundidad o la distancia a la que estaban del observador  a que se encontraban, sino que expresaba su importancia social.

Retícula de representación de la figura en el antiguo  Egipto.

Nebamun cazando sobre una barca en el Nilo. Tumba de Nebamun en Der el-Medina

El cánon más representativo y reconocido es quizá el de la antigüedad clásica  griega en la que un escultor, Policleto, estableció que la figura humana,para que estuviera proporcionada, tenía que tener una altura igual a 7 veces el tamaño de su cabeza. Posteriormente Lisipo lo cambió a 7 cabezas y media cabezas y media, haciendo la figura más alta y estilizada. Los clásicos griegos estudiaron la anatomía humana y la reflejaron en sus obras buscando siempre las proporciones mas bellas. 
Copia romana del Doríforo,
relizado por Policleto hacia el 450 a.c.

Copia romana del Discóbolo de Mirón
hacia el 450 a.c. 

Durante la antigüedad clásica el estilo fue evolucionando de manera que durante la época helenistica las figuras aparecían con más movimiento y con una mayor tensión como en el caso del Laocoonte atacado por serpientes junto a sus hijos:
Grupo escultórico del Laocoonte, obra de los escultores Atenodoro, Polidoro y Agesandro
observad la expresividad de su cuerpo y su rostro.

Los romanos por su parte copiaron y aprendieran del arte griego y es admirable la representación realista de sus retratos.
Patricio Barberini s. I a.c.

El Viejo Torlonia (70 a.c.)

Es importante comentar que en busca de ese realismo del que hablamos esculturas clásicas eran policromadas, es decir, estaban pintadas imitando el color de la piel y de los ropajes y en los ojos solían poner piezas de vidrio imitando el color del iris.

Durante la Edad Media parece perderse el interés por la representación de la figura humana tal y como la observamos en la naturaleza. Las representaciones son simbólicas, pues desde el punto de vista de cristianismo este mundo es pasajero y lo único que importa es la relación con Dios. Es por ello que la figura humana pierde todo aquello que la defino como tal durante el clasicismo y se “infantiliza" su representación, con cara ovalada y ojos grandes con proporciones vagas y poco detalle.


Pantocrátor: Frescos de la Iglesia de
San Climent de Tahull (MNAC)

No será hasta el Renacimiento, que haciendo honor a su nombre, se retome lo aprendido durante el clasicismo. Se pierde el interés por lo celestial y el ser humano mundo que le rodea vuelve a ocupar el centro de interés. Vuelven así los estudios anatómicos como los de Leonardo de Vinci y vuelven a establecerse teorías de la proporción como la del Exempeda de Alberti que establece que la altura de la figura humana ha de ser de seis veces el tamaño de su pie.

El  "Hombre de Vitrubio" dibujo de Leonardo de Vinci
a partir del libro tercero de "Los 10 Libros de la Arquitectura".
Estudio de las proporciones del cuerpo humano.
Estudio de las proporciones de una cabeza humana.
Leonardo de Vinci. Se establecen relaciones de tamaño
entre sus diferentes partes.

Estudio de la anatomía de un brazo. Leonardo de Vinci hacia 1509

Estudio de cuerpo de mujer de Raphael Sanzio (hacia 1520)


David. De Miguel Ángel Buonarroti (entre 1501-1504)

Y como pasó durante el clasicismo en el que las figuras serenas fueron llevadas a situaciones de tensión, durante el barroco pasó lo mismo, mira el David de Bernini y compáralo con el de Miguel Ángel:
David de Gian Lorenzo Bernini (1624-1624)Roma, Galería Borghese
Mira la expresión de la cara, la energía que desprende
justo antes de tirar la piedra hacia el gigante Goliat.

Durante el Barroco el desarrollo del estilo pictórico hace evolucionar la manera en que los artistas representan la figura humana. La pincelada suelta de Velázquez hace que los detalles anatómicos se pierdan en pos de una mayor expresividad del conjunto de la obra.
La Fragua de Vulcano. Diego de Velázquez (1630). Museo del Prado

Observad la mano de Velázquez en su cuadro Las Meninas,
son  pinceladas dinámicas que dibujan los dedos como manchas de luz.

Si bien Velázquez desarrolla un estilo de pintura con trazos muy sueltos que influyen en el proceso de sus pinturas y por lo tanto en su plasmación del cuerpo humano, en Goya ya a principios del siglo XIX se averigua la inteción de una estética personal en la representación de la figura, que a pesar de ser una interpretación de la realidad que contempla el pintor. Fijate en el retrato de la Familia Real de Carlos IV, son retratos que representan a personas reales, pero se adivina un estilo muy peculiar que redondea los rostros y hace la mirada mucho más profunda.
La familia de Carlos IV.
Francisco De Goya (1800) Museo Del Prado

Los Fusilamientos de 3 de Mayo.
Francisco De Goya (1814) Museo Del Prado

Estamos ya ante una representación moderna del cuerpo humano en el que el artista se va liberando de las reglas académicas y empieza a romper con las proporciones de manera deliberada, ya sea con intenciones expresivas como humorísticas. Fijaros en las obras de ilustración de Honore Daumiere y de Gustave Doré, como se deforma el cuerpo de manera descarada.

Honore Daumier. Ilustracción para revista.

Gustave Doré. Ilustración para libro de cuentos.(1863)

Don Quijote y Sancho Panza. Honore Daumier (1868)

A finales del siglo XIX aparecen las vanguardias que rompen definitivamente con el academicismo y que proponen nuevas maneras de representar el mundo que nos rodea y por tanto el cuerpo humano. El cubismo o el expresionismo son dos de estos nuevos estilos.
En el cubismo se pretende representar el paso del tiempo en una misma imagen, de ahí que los curepos aparezcan deformados con la nariz mirando lateralmente y los ojos de frente, por ejemplo, con ello se pretende dibujar dos poses en una, una con la cara de frente y otra de perfil, quizá mostrando que el modelo se ha movido durante la realización de la pintura. El cubismo recurre a formas geométricas para expresarse. La obra que inauguró este movimiento fue "Las Señoritas de Avignon" de Pablo Picasso.

Las Señoritas de Avignon. Pablo Picasso (1907). MOMA, Nueva York

Cubismo. Desnudo bajando una escalera.
Marcel Duchamp, 1912
Observad como la figura se reproduce,
como dejando una estela de movimiento

Cubismo. Retrato de Dora Maar.
Pablo Ruiz Picasso. 1939
El expresionismo es otro movimiento que jugó con la anatomía humana para llevarla a extremos nunca antes representados, como podemos ver en el autorretrato de Egon Schiele.
Egon Schiele

O como en el retratro de Jeanne Hébuterne de Modigliani.

Jeanne Hébuterne. Amadeo Modigliani 

Las vanguardias abrieron nuevos caminos que siguieron evolucionando hacia lo personal, ya no era representar la realidad que nos rodea, sino los sentimientos y las sensaciones del propio artista o de la persona retratada, como en el caso de la siguiente obra de Francis Bacon, que en sus retratos mostraba más la psicología del modelo que su aspecto físico.

Francis Bacon: Tres estudios para el retrato de Lucien Freud (1969)


O la obra de Alberto Giacometti, que estira las figuras estilizandolas para mostrar la soledad del hombre contemporáneo.


Tres Hombre caminando. Alberto Giacometti (1948)

Otros artistas como Fernando Botero desarrollaron un estilo personall en el que los cuerpos aparecen rollizos.
Una Familia.
Fernando Botero, 1989
La escapada. Rafael Canogar, 1971

Paralelamente al campo del arte, se desarrolla la imagen para su impresión ya sea en revistas, periódicos o cómic o para su reproducción animada (cine, televisión, después internet...).

Concretamente el cómic crea sus propios cánones para la representación del cuerpo humano, como podemos ver en los cómics de Marvel, donde los superheroes  y heroinas aparecen con cuerpos estilizados y supermusculosos muy alejados de un cuerpo real, pero que se han aceptado como tal.

Comic Spiderman. MARVEL

La caricatura, que no pasa por se algo nuevo, como ya hemos visto (incluso se conservan caricaturas realizadas por Leonardo) es otro ejemplo como se pueden cambiar las proporciones del cuerpo para exagerar aquellos rasgos que son propios y característicos del personaje caricaturizado.

Caricatura de Luís Suarez, por Vizcarra.

Independientemente de los derroteros del arte contemporáneo, el desarrollo de nuevas manifestaciones multimedia nos ha traido los videojuegos y la animación 3D y el CGI en el cine, que con nuevas herramientas de creación como los programas de modelado y animación, aportan al desarrollo del canon de la figura humana un nuevo paso orientado a la fantasía y el entretenimiento.

Modelo de personaje de Assassin's Creed
en "pose" para asignarle el "rig" (esqueleto) que permita animarlo

Mister Incredible, de la película "The Incredibles". Pixar,  2004

Hulk. Avengers. Marvel Studios. (2012)

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